sábado, 15 de junio de 2013

._.

Llevo varias semanas en las que acabo el día en la cama, llorando. No es un llanto de niña pequeña, de esos que pones mala cara. No, que va. Son lagrimas y más lagrimas que no dejan de resbalar por mi cara. De esas lagrimas que salen porque no pueden aguantar más. Aquellas que salen del corazón.
Es horrible, aún me acuerdo de cuando me metía en la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando me dormía en 0, pensando e imaginando cosas preciosas. Ahora se han convertido en paseos por la casa, en dosis de ibuprofenos sentada en la ventana. Y por la mañana mucha mascara de pestañas.
Odio sentirme así, insuficiente, un cero a la izquierda, me siento pesada, molesta. Siento que si desapareciera, aparte de mi familia, nadie se daría cuenta. Nadie me necesitaría. No me siento valorada. Ya ni por mi misma. No tengo ganas, ni fuerzas.
Solo escucho canciones que sientan peor y escribo. Empiezo a odiar las noches, el mirar por la ventana el cielo negro. Me estoy empezando a cansar de todo. Y no quiero. Tengo miedo de perderme. Me da pánico desviarme. No quiero volver a echarme de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario